Thursday, November 28, 2013

Dramaturgo español 'Bolivia tiene una cosa estupenda'

Aplaude una y otra vez para que los actores se detengan y lo atiendan solo a él. Se lo ve terco con las escenas no convincentes, pero también más abierto cuando todo marha de maravilla. Grita en los momentos claves y detiene la acción, sin importar el número de veces, hasta que el timbre de voz, la postura o el gesto del actor sean perfectos y se parezca al que él imaginó cuando escribió la obra.

Así es José Luis Alonso de Santos, el hombre que le da un tinte internacional al Encuentro Nacional de Teatro "Seguimos en las tablas", el festival que dirige Róger Quiroz desde hace doce años y que en estos días desató la euforia por las tablas en Santa Cruz de la Sierra. De Santos dejó España y atravesó el océano Atlántico para llegar a Bolivia, un país que alguna vez vio en un mapa y ahora sus sentidos lo absorben.

El teatro, su vida. A pesar de sus 71 años encima, José Luis transmite una energía sorprendente y cuando habla lo hace tan efusivamente, que da la impresión que nunca va a callar. Sin embargo, enmudece para oír al otro.

Su idilio con el teatro comenzó cuando tenía 20 años y aún no fenece. Sigue vivo. Las tablas lo convirtieron en un dramaturgo reconocido en España y también lo impulsaron a ser director escénico, guionista y narrador.

Gracias a la universalidad de su trabajo es que llegó al corazón de Sudamérica para presenciar el estreno mundial de su obra "En manos del enemigo". Será mañana, a las 20:30, en la Casa Municipal de la Cultura Raúl Otero Reiche, y la organización la anuncia como una función imperdible.

Sediento de más. Al también autor de "Trampa para pájaros" (1990), ya nada le sorprende, porque "he jugado en cárceles, en Roma para el papa y he estrenado muchas obras", indica con el marcado acento español. Mira a través de los lentes y continúa: "La gran sorpresa tiene que ser el espectador, porque jamás había visto que una obra mía se estrene en Bolivia. Vine para dar al boliviano lo mejor de mí".

José Luis siempre busca más. Para él el teatro es como el amor, "en el que dos humanos parten juntos y se encaminan unidos". Ahora tiene una nueva novia, que no paseará en el Viejo Continente para lucirse en Latinoamérica. Se dejará ver mañana, en la "Casa", y quizás no se deje ver nunca más, es por eso que la gente agotó la taquilla para conocerla y ovacionarla si vale la pena hacerlo.

¿Teatro boliviano? Ni con su vasta experiencia en el mundo de las luces, José Luis conoció teatro hecho en este país. "Debo decir que es muy desconocido en Europa", añade e inmediatamente después aconseja: "Las autoridades de Bolivia deberían potenciar las actividades. Se tienen que hacer dos cosas: uno, traer gente, como ahora estoy yo, y segundo, que los actores salgan afuera".

Cuenta que hay un festival de teatro en Cádiz, donde le gustaría ver un espectáculo boliviano.
"Para seguir haciendo cosas es como crear carreteras, se necesita dinero", asevera. Y señala que un buen actor debería sustentarse de su trabajo, como él lo viene haciendo constantemente.

Varios temas. Esquiva a la política, pero se atreve a decir que si a los ciudadanos no les gusta un gobernante, deberían cambiarlo y la única forma de hacerlo es mediante las urnas. ¿Política y teatro? ¡Jamás!, "porque el teatro no busca cambiar el mundo, solo tiene finalidad artística, sin embargo se pueden usar la política y la realidad para hacer teatro".

Junto a su esposa. El experto nacido en Valladolid no se "sumergió" solo a la ciudad de los anillos, lo acompaña Marga Piñero, que es su asistente y su compañera desde hace 30 años. Con ella tiene dos hijos: Lara (24) y Daniel (22).

De Santos piensa seguir produciendo y ni siquiera se le pasó por la mente "bajar el telón". "En el arte no te retira nadie, te retira la muerte. Para mí el teatro es un placer y para qué me lo voy a quitar, hasta resulta terapéutico", explica. Y culmina: "Bolivia tiene una cosa estupenda, está creciendo y Europa, decreciendo. Es un país emergente con un futuro esplendoroso". Eso lo emociona y hace que no descarte su retorno.

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