Sunday, November 24, 2013

Misiones Recuperan arte jesuita

Las obras de arte sacro elaboradas por los indígenas paraguayos en las reducciones jesuíticas en los siglos XVII y XVIII salieron de décadas de olvido con el fomento de pequeños museos que son testimonio de ingenio, espiritualidad y la cosmología esta cultura.

Invaluables. Esta muestra constituye la mejor colección de esculturas en madera que pervive de las misiones, establecidas también en Brasil, Argentina y Bolivia para evangelizar a los aborígenes. Las piezas talladas de vírgenes, cristos y santos son sorprendentes si se piensa que los guaraníes nunca tocaron un cincel antes de ver a un sacerdote, y porque su tradición artística era geométrica. En una talla de Jesús conservada en el museo de Santa María de Fe incluso sus heridas son simétricas, explicó Luis Lataza, profesor de historia del arte, que dirigió la mejora de los cuatro museos donde se conservan.

Obras. En las piezas se nota el periodo de aprendizaje en las sucesivas generaciones durante el siglo y medio de misiones de los jesuitas, desde piezas más toscas hasta un cristo con el contorno de las venas en los brazos conservado en el museo de San Ignacio Guazú, que fue la primera reducción, fundada en 1609, en Paraguay.

El Gobierno de Paraguay relanzó la obra, tras una mejora de la museografía y las instalaciones, con la intención de fortalecer un circuito turístico regional, según explicó la Ministra de Turismo, Marcela Bacigalupo.

Lugares. La muestra ocupa lo que fue un colegio jesuita cercano a una gran iglesia de 70 metros de largo por 32 de ancho y 20 de altura. Este templo se hundió en 1926, consecuencia del abandono una vez que la Corona española expulsó a los jesuitas de sus territorios en 1767, según Lacaza. "Tras esa medida los pueblos disminuyeron y carecían de los recursos o mano de obra para mantener las enormes iglesias", añadió. Los lugares de las muestras son: San Ignacio Guazú y Santa María de Fe, Santiago Apóstol y Santa Rosa, donde se conserva la única pintura mural de las misiones, en la capilla de Loreto. De la iglesia original en esa localidad solo sobrevivió un retablo lateral y restos de un campanario. Las otras reducciones paraguayas son San Cosme y Damián, Nuestra Señora de la Encarnación, Jesús de Tavarangué y de Santísima Trinidad del Paraná, las dos últimas proclamadas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por tener impresionantes arquitectura.

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